"Los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convoncaron a toda la cohorte, y le vistieron de púrpura y le ciñeron una corona tejida de espinas, y comenzaron a saludarle: Salve, rey de los judios. Y le herían en la cabeza con una caña y le escupían, e hincando la rodilla, le hacían reverencias"
Marcos 15, 16-19
La Coronación de Espinas es uno de los conjuntos históricos de los que posee la Cofradía, ya presente desde los años cercanos a su fundación.
Así, en el contrato que se firma con Díez de Tudanca en 1675, siendo Abad Martín Asensio Albarez, se expone que desean sustituir su antigua escena, un paso de los denominados de “papelón”, por “estar yndepcente por ser las hechuras de los sayones de carton y averse de renovar cada año en que la compañía tenia mucho gasto”.
El nuevo conjunto se pide que sea a imitación del que posee la Cofradía de la Vera+Cruz de Valladolid, realizado por Gregorio Fernández en la segunda década del siglo XVII, describiendo la escena: “Christo en su tórculo, sentado con bestidura de púrpura, como está el de Valladolid, dos sayones que le están coronando con sus orquillas, otro sayón que está delante de rodillas, dándole la caña, otra figura detrás que está mirando la execución del castigo, este representa un juez del senado...”
Desconocemos el paradero de este paso, que bien pudo llegar hasta finales del siglo XIX e incluso comienzos del XX, si bien lo más probable es que sólo lo hiciera la efigie del Señor, toda vez que con la crisis de finales del XVIII la Cofradía había decidido prescindir de los sayones de sus pasos, que tal vez pudieron desaparecer en el incendio del Convento de Santo Domingo en 1809.
En 1908, siendo Abad el Hno. Mariano Andrés Lescún, se encarga una nueva Coronación, compuesta por tres figuras, procedente de algún taller de imágenes de serie, tal vez de Olot o de Valls, donde se representaba a Cristo sentado y maniatado, con un sayón y un romano a su espalda colocando la corona de espinas.
En 1977 se decide volver a sustituir el paso, hablando con diversos escultores, adjudicando el proyecto al zamorano Higinio Vázquez García, siendo estrenado ese mismo año.
La actual Coronación de Espinas está formada por cinco figuras: tres representando al pueblo romano, otra a la plebe y la quinta a Cristo, sentado en su tórculo sobre unas gradas, con rostro sereno y envuelto en un halo místico, alrededor de la cual se dispone el resto.
Un primer soldado, bastante hierático y en pie, se convierte en espectador de lujo, mientras otro romano, con gesto desgarrado, se dispone a coronar a de espinas la cabeza de Jesús. Las dos figuras que miran a Cristo de frente, tienen actitudes claramente burlescas, así aparece, en primer término, otro soldado, que en cuclillas, enseña la lengua a Cristo, con gran teatralidad, mientras sostiene un clámide púrpura para colocarla sobre el Señor posteriormente. Representando al pueblo aparece la última imagen, un esbirro, con una bota de vino a la espalda, que hace de introductor a la escena, ya que muestra al pueblo fiel la coronación de espinas. Este burlón representa a la nota anecdótica del paso, ya que si ya la bota de vino hace que sea identificado con un “borrachín”, no deja de ser el autorretrato del escultor del conjunto, que con mano acusadora nos muestra a Cristo Rey.
El paso procesiona sobre un trono, realizado en los talleres de Manuel Guzmán Fernández en el año 2008, sustituyendo uno de estilo modernista realizado en 1988 de Melchor Gutiérrez San Martín.
El trono actual está realizado en madera de cedro real, con ingletes en las esquinas y cartelas en los salientes del trono, siendo los entrepaños calados y decorados con cabezas de ángeles.