"Otra vez salió fuera Pilato y les dijo: Aquí os lo traigo para que veáis que no hallo en El ningún crimen. Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato les dijo: Ahí tenéis al hombre"
Juan 19, 4-5
La escena, conocida desde antiguo como “El Balcón”, es otro de los pasos con los que contó la Compañía desde tiempos inmemoriales, toda vez que en los libros de actas y cuentas más antiguos que se conservan ya aparece reiteradamente mencionada.
Ecce Homo a principios de sigloPoco o nada sabemos sobre el paso poseía la Cofradía en el siglo XVIII, y bien pudiera ser éste el que se permuta, en 1860, con la Venerable Orden Tercera Franciscana, toda vez que la imagen del Ecce Homo estaba muy deteriorada, y era frecuentes los arreglos y retoques que se realizaban en él a lo largo de todo el siglo XIX.
Esta nueva imagen procedente de la comunidad franciscana no tuvo una larga vida en el seno de la penitencial, toda vez que en 1905, durante la abadía del Hno. Ramiro Marasa Olivié, se adquiere, a través del comerciante Juan de Arizaga, las efigies de Cristo y Pilato, con casi total seguridad a alguno de los talleres de arte de serie catalanes, siendo presentadas el 19 de abril de ese mismo año.
En 1955 se adiciona al grupo la imagen de un esclavo negro, sosteniendo una jofaina y una toalla con las cuales Pilato se lavará las manos, procedente de los talleres del Arte Cristiano de Olot, que, sin embargo, no acaba de cuajar en el conjunto y es retirada pocos años más tarde.
En este conjunto se nos muestra a Pilato presentando al pueblo a su Rey, coronado de espinas, con manto de loco y maniatado, sosteniendo una vara a modo de cetro, asomado en el pretorio.
El trono, obra del Hno. Melchor Gutiérrez San Martín, de impresionante factura, fue concluido en 1998. Presenta cuatro escenas de gran tamaño en cada uno de sus frentes, repitiéndose en el anterior la escena principal, con Cristo, Pilato y Claudia Prócula, que intenta interceder ante el procurador por el Mesías. En los laterales aparece una Piedad de gran teatralidad y una Verónica, que con gran devoción que intenta limpiar el rostro a Cristo en una de sus caídas. En la parte posterior del mismo se desarrolla un “Llanto sobre Cristo muerto”, inspirado en la iconografía de Juan de Juni que se conservan en Valladolid y Segovia sobre el mismo tema. Cristo yacente, en una marcada línea horizontal, sirve de contrapunto a la vertical del conjunto, protagonizada por San Juan y la Virgen que se desploma ante el dolor inconsolable. Mientras, en las esquinas, y por parejas vemos a María de Cleofás y María Magdalena, acompañadas por Nicodemo y José de Arimatea que se disponen a embalsamar el cuerpo del maestro.
En el año 2006 fue restaurado completamente por Doña Francisca Romero Abajo, Licenciada en Bellas Artes y especialista en la Conservación y Restauración de Bienes Culturales, eliminando repintes y descubriendo la policromía original de las efigies.